domingo, 13 de marzo de 2011

Costos v/s beneficios

0 comentarios
Es recurrente por estos días oír declaraciones que señalan: "miremos el vaso medio lleno, y no medio vacío". A un año del actual gobierno, hay frases que se repiten, y que hacen pensar que la "nueva forma de gobernar" aun está en marcha blanca.

Como decía, a un año de esta nueva administración, ha habido indefinidas situaciones que buscan estamparle un sello único. Sin embargo, en esa búsqueda se han visto "manotazos" de desesperados personajes, que como infantes con juguete nuevo, intentan darle forma y funcionalidad a diversas áreas del ambiente político-administrativo.

Haciendo un repaso rápido, el Gobierno de Sebastián Piñera, ha tenido que enfrentar el post-terremoto, la reconstrucción, diversos conflictos de interés del primer mandatario, el rescate de los "33", el alza del gas en Magallanes, el caso Van Rysselberghe, entre otros. En todos, ha buscado la fórmula para dejar una huella que destaque por sobre las obras de sus antecesores, y es lógico, es, en parte, una de las aspiraciones de cada gobierno.

El último caso, ha sido la alerta, luego alarma de tsunami en la zona costera de Chile, tras el terremoto en Japón. En esta situación se pusieron a prueba todas las cosas que durante el 2010 se habló en cuanto a mejorar los sistemas de alerta temprana ante catástrofes.

La ejecución del plan y la orden de evacuar la zona costera inundable, fue sin duda un impecable trabajo, donde, en principio, la coordinación de las autoridades se vio sólida. Sin embargo, en el contacto con la sociedad civil, hubo descoordinaciones que, en este caso, también nos deja importantes lecciones.

Mientras el Ministro de Educación, Joaquín Lavín, declaraba a la prensa que no había ninguna razón para no asistir a clases, distintos directores de escuelas de la zona sur, particularmente en Constitución y Concepción, decidían suspender las clases, a su vez los propios apoderados optaron por dejar a sus hijos en casa, situación que anunció, y apoyó al mismo tiempo en que hablaba el Ministro, la cuestionada Intendenta, Van Rysselberghe.

Por otra parte, la mayoría de las personas que debían evacuar, lo supieron a través de los medios de comunicación. Muchos al ser consultados, declaraban que "se iban al cerro, porque en la tele o la radio, salió". Entonces, legítimamente cabe preguntarse si la autoridad, dentro de su plan de contingencia y alerta frente a catástrofes, está realmente conectada con la sociedad civil, puesto que, afortunadamente en esta oportunidad, sabíamos con antelación que un tsunami se acercaba a las costas chilenas, pero ¿qué pasa si sucede lo mismo que el 27/F?, ¿cómo llego a la gente con cortes generales de electricidad?, ¿qué pasa si los medios de comunicación tienen dificultades de transmisión?.

Ante esto, demás está decir que la comparación realizada por el Presidente Piñera, entre lo sucedido este viernes, con el terremoto y maremoto del 27 de febrero, son instancias totalmente distintas, y que es muy diferente el actuar ante la posibilidad de maremoto (anunciada con 14 horas de diferencia), a una donde hubo que actuar directamente en un corto tiempo.

Esto último, de algún modo empañó el actuar operante del gobierno, y dio pie a interpretaciones que hablan más bien, de un fin comunicacional que apunta a posicionarse mejor en las próximas encuestas, dando a entender el afán de las autoridades de continuar en el fin de estampar un sello a sus decisiones, sin importar el costo al cual lo consiguen.

sábado, 22 de agosto de 2009

Cisarro, ¿un caso perdido?

7 comentarios


Cristóbal es el nombre del niño motejado como Cisarro; se trata de un niño de 10 años, pese a su corta edad cuenta con una significativa carrera en el mundo del delito. La penúltima fue la conducción de un auto robado, razón por la que fue detenido, y la última fue su fuga.

Los dardos respecto de este tema apuntaron principalmente al Servicio Nacional del Menor, SENAME, básicamente por la inoperancia en el caso. Sin embargo, no se extendió el debate más allá, el análisis del caso se redujo a un caso más.

Pero cabe preguntarse ¿qué hace un niño delinquiendo?, probablemente usted, como muchos, dijo: es un caso perdido, pero ¿podemos hablar de caso perdido, con un niño?, consideremos que la infancia es el inicio en este camino de la vida. Concretamente cualquiera podría, válidamente, reclamar que la condición de pobreza no tiene nada que ver con convertirse en un delincuente, porque hay innumerables ejemplos de superación.

La mayoría de los casos de superación y ruptura del circulo de la pobreza, tienen bases en una familia, una familia humilde, no tiene relación con una familia delictiva, caso que particularmente vive Cristóbal, recordemos que es parte de un grupo disfuncional, tiene 10 hermanos, todos de distinto padre, y el suyo no sabe quién es, su madre cuenta también con antecedentes policiales, y su entorno es poblacional (sin desmerecer a las poblaciones).

Tomando en cuenta los puntos anteriores, y sumando que Cristóbal no asiste al colegio, ¿podía ser diferente su realidad?, todos estarán de acuerdo en que no.

Existen tareas a largo, mediano y corto plazo, para salvar a Cristóbal. A corto plazo, claramente la reestructuración del SENAME es el más importante, puesto que es la entidad mediadora entre la familia, el menor y la sociedad. Se hace imperiosa la tarea de cambiar la visión, y la estructura del organismo en materias de protección de la infancia, si bien ha habido importantes avances, es trascendental adecuarse a las nuevas generaciones; es también una forma de agresión el sumar a tan temprana edad a un menor al mundo delictual.

A mediano plazo, el fortalecimiento del modelo de reinserción del menor y de la familia, mediante programas de desarrollo tendientes a la incorporación y reconocimiento de la persona más allá de un género, territorialidad, etc. En esto, la participación ciudadana es fundamental en la creación de planes y proyectos, en conjunto con organismos estatales y privados.

En tanto a largo plazo, y de la mano con lo anterior, la educación toma un rol fundamental. Chile, pese a la promulgación de la LGE (Ley General de Educación), le resta a lo menos el debatir, aportar, cuestionar y construir en conjunto con la sociedad, el Chile que queremos, el cómo serán educados los niños, adolescentes y jóvenes de este país, en esto, suman todos los actores sociales, la entrega de herramientas, sumado a las posibilidades que recibirán los niños, y futuros adultos, serán las pautas que harán de una persona, un aporte o no, en la sociedad.

viernes, 3 de julio de 2009

Ahora sí que escribo

18 comentarios
Ahora sí que escribo, así me dije durante una semana, y no lo hice, razones hay para regalar.

Pero ahora si que escribo, me siento a esta, la hora de almuerzo, en el restorante de mala muerte que tanto me gusta, y es que “El Gulianno”, tiene ese toque de remembranzas que tanto me han comentado aquellos que vivieron otras épocas, muy distintas a esta por cierto.

El olor de la lavaza caliente con el que se desmugran los manteles de este lugar, me apapacha en la calidez de la atención amable y casi hogareña que tienen las garzonas de este lugar, ellas, que suelen usar falda negra, camisa blanca, pelo semitomado, y frondozo (es extraño, pero casi todas son crespas, de cabelleras no tan bien cuidadas), se acercan con una libreta de papeles amarillos, y preguntan: “hola mija, ¿qué quiere comer hoy?”, ese mija me provoca alegría y me hace sentir acogida. Así, hago mi pedido, me demoro claro, porque la comida casera no es de mi gusto, finalmente, terminan haciendo un plato especial con un “poquito de aquí y de allá”.

Mientras espero, en la esquina izquierda del local, hay un televisor empolvado, siempre está encendido, y sólo aquellos que van (vamos) solos, la miran, siempre me siento lejos, por lo tanto nunca puedo oír que se está transmitiendo, así es que es mejor mirar hacia el costado, siempre hay una historia mejor.
Así fue, a mi lado, en la mesa siguiente (casi pegada), había un hombre de unos 70 años, pelo cano, vestía jeans, zapatos gastados y sucios, una camisa de cuadros azules, y un lápiz bic en el bolsillo de esta, además, un cigarro corriente en su oreja izquierda, no pude dejar de ver a ese señor, porque tiene el mal hábito (creo yo… ) de sorbetear la sopa, ese sonido me llevó a mirarlo más de una vez, buscando tal vez amedrentarlo, cosa que no pasó.

Terminó su sopa, y continuó con el plato de fondo, él pidió puré con pollo al jugo, cuando llegó su plato (antes que el mio), lo miró con tal deseo, que incluso, sentí ganas de cambiar mi orden, pero no lo hice. Comenzó a aliñar su ensalada, y al decir verdad, tenía poca practica en ello, apretó mal el limón, le hincó un tenedor y fue peor, el jugo fue a dar a cualquier lugar menos en su ensalada, eso, de algún modo lo avergonzó, me miró, sonrió, y, notoriamente sonrojado, bajó su mirada, le sonreí, son cosas que pasan….

Llegó mi plato, el cual no tiene nombre porque es un poco de todo, le diremos misceláneo de verduras…, y comencé el ritual del limón, noté que me miraban, y de reojo alcanzo la mirada del señor de mi lado, volvió a sonreír, y no aguantó la risa, dijo: “así era como se tomaba el limón pue”, sonreí también…
Opté por tomar mi plato, y en un acto de “patudez” absoluta, le pregunté si podía acompañarlo, sorprendido aceptó. Enfrente los dos, me pregunta: ¿por qué una señorita como usted, se sienta con un viejo como yo?, no era difícil la respuesta, esta señorita estaba tan sola como ese viejo, y comer en compañía siempre será mejor.

Miró mi plato con un gesto de profunda duda, ante eso le comenté que ese plato reflejaba en parte mi vida, tiene un poco de todo, varios colores, y todo sirve, se sonrió, miró su plato, pero no le encontró ni interpretación, ni parecido a su vida, para explicarlo me contó un poco de su historia, de su reciente tristeza, la partida de su mujer, y su despido del trabajo.

Don Ariel, así se llama, poco a poco, entre cucharadas, contaba partes de su vida, hubo una época en la que fue feliz, durante el relato sus ojos increíblemente se llenaron de esos días, juntos recorrimos algunas calles viejas de Santiago, me preguntaba si conocía lugares, y se retractaba diciendo “no, no creo, eres muy guagua”…

Alicia era el nombre de su mujer, y digo era, porque ella murió hace dos años, según Ariel, el golpe más fuerte que le ha tocado vivir. Me sorprendió lo que una imagen puede hacer, si no me hubiera sentado en su mesa, jamás habría imaginado que ese hombre de descuidado aspecto, podía definir en palabras tan sublimes, el amor.

“La Alicia, fue mi todo, y lo sigue siendo, la conocí con un vestido blanco, allá en la kermese de donde vivíamos, ese día llevaba una flor roja en el pelo, se veía tan bonita, allí supe… mija, que esa sería mi mujer, no le niego que me costó tenerla conmigo, pero nos casamos, y fui muy feliz, incluso ahora que la estoy recordando, me siento tan feliz, la amo”. No puedo explicar aquí y en letras lo que esa declaración provocó, no sólo en mi, si no en Don Ariel, es como si al recordar a su mujer, las arrugas hubieran desaparecido, y su expresión cansada de pronto ya no existiera.

Volvió a nuestra realidad, tras el sonido de vasos que un garzón quebró, se dio vuelta a mirar, y vimos todo esparramado, allí me miró nuevamente y me pregunta: ¿y usted hija, qué hace?, relaté en breve lo que hacía, me sonrió, sacó un papel, tomó su lápiz bic del bolsillo de la camisa, y me pidió que le escribiera algunas palabras, me descolocó, puesto que no sabía qué escribir. Ponga lo que quiera, incluso dibuje si quiere, pero no olvide poner su firma, le contaré a todos que me senté a comer con una periodista, ni me van a creer, pero igual lo diré.

Esas últimas frases me hicieron recordar a “The Big Fish”, al protagonista que nadie le creía lo que contaba, pero que tras las fantasías decía su verdad. Entonces le escribí, en un papel arrugado, que era blanco, pero tenía varias marcas de aceite, allí puse: “ Estimado Don Ariel, agradezco este almuerzo desde el alma, mi plato no habría tenido el sabor que tuvo, si no hubiera contado con su compañía, agradezco también su historia, su amor, su mirada triste y feliz. Espero que en el camino por andar, siga encontrando felicidad, su amada Alicia, sigue aquí, pude verla en sus ojos, en el brillo de sus canas, en el surco de vida que dibuja el entorno de su mirada, en sus toscas manos, en los labios rebeldes que se niegan a olvidarla”.

Pedimos la cuenta, me dio la mano, y agradeció que me acercara, incluso me regaló un calendario, con toda la humildad del mundo buscó qué regalarme, lo agradecí, sin embargo, su compañía resultó un gran premio, para una tarde que se visaba extraña, incluso de no escribir, pero hoy si que escribo.

lunes, 18 de mayo de 2009

Porque te tengo y no...

0 comentarios
Es cierto, hoy todos hablaremos de Benedetti, unos por moda, otros porque sienten su partida.

Sabemos que el ciclo de la vida es así, pero de todas formas despierta hondo pesar. Galeano, escritor uruguayo, declaró una sencilla frase, pero muy concreta, "el dolor se dice callando".

Mario Benedetti nació en Paso de los Toros en 1920 y entre sus obras más destacadas se encuentran "Gracias por el fuego", los cuentos de "Con y sin nostalgia", los poemas de "Viento en el exilio" (1981) y piezas teatrales como "Pedro y el capitán". sin dejar de mencionar, los infinitos poemas de amor que nos acompañó a muchos.

Benedetti, no sólo se limitó al escrito de poesías, él comprendía que la composición poética era distinta a la de una canción, por ello, tras la profunda amistad con Serrat, realiza modificaciones a algunos de sus textos, para ser musicalizados e interpretados por Joan Manuel Serrat, canciones como Testamento de miercoles, Habanera, y Una mujer desnuda y en lo oscuro, entre otras.

Ante su partida, el escritor cubano Miguel Barnet, declaró: "Sus poemas de una estética coloquial han servido mucho a las generaciones más jóvenes para enamorar y para la lectura íntima. Pero, sobre todo, fue un gran cuentista", y tiene razón, uno de los primeros acercamientos a la poesía romántica es con Benedetti, ¿cuantos no dedicaron un trozo de su poesía?, Corazón Coraza...por ejemplo, esa que decía...

"porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no".

Así, son varios los textos que enamoran, porque Benedetti, es completo, no un simple poeta que se queda en la letra protestante, o la linea del amor,porque entendió el amor como un todo, el dolor como un todo, aquí o allá, donde fuera, desde Uruguay al mundo, desde su Latinoamerica, también desde España.

Sus cuentos no se limitan, se expanden, no es sólo el poeta con mayor obras vendidas, es también el poeta más leido, desafío no menor.

Por eso, escribir hoy de él, no es acordarse de él, es, en parte, agradecer su aporte a estas generaciones, la suya, la que siguió, la actual, y las que vendrán; en lo personal, agradezco la poesía, y el sueño e ilusión de amores más allá de todo, expuesto en La Tregua.

Nos quedan para siempre sus libros. Tal vez el mensaje más profundo que nos deja es que el olvido está lleno de memoria.


sábado, 25 de abril de 2009

Es lunes, ¡sí!, es lunes

2 comentarios
Quería escribir sobre lo que hoy viera, y para mi sorpresa, vi mucho.

La mañana comenzó con apresurados pasos, y como nunca, tuve que cambiar de dirección, no sólo porque se me hacía tarde, si no porque, extrañamente, esta mañana estaba vacía.

El vagón del metro llevaba un inquietante silencio, por la ventana se veía un día radiante, más abajo las personas desplazándose, en ellos, esos que no se iluminaban, el día radiante era solo un cuento.

Volví a las callecitas por las que alguna vez pasé aceleradamente para llegar a "puerto". Muchas cosas han cambiado desde que eso pasaba, pero los arboles siguen allí, y como si de un encuentro de amantes se tratara, nos volvimos a ver, sus grandes copas, fuente natural de sombra seguían allí, y como antes, cumpliendo la tarea de proteger, en esta oportunidad con mayor razón, el calor es un carajo...

El aroma de esos arboles, me llevó irremediablemente a la ternura de los 18 años, cuando creía que todo lo podía, y que el mundo cabía en mis manos...

Llegué finalmente al lugar al cual iba, un elegante edificio con citofono en pedestal, me dio la bienvenida, apreté el botón, y una amable voz dijo "buenas tardes", y me sorprendí, ¿buenas tardes?... volví a mis sentidos, y saludé. Entré, y el conserje volvió a saludarme, cosa a la que respondí... entregué la documentación, y con eso, estaba lista mi tarea...

Me enteré en ese momento, que el conserje se llama Sergio, él, muy amable, me instó a la conversa... hablamos al menos una media hora, siempre he tenido "buena onda" con los conserjes, en ellos hay fuente de información innata, saben de mucho, cuentan todo, y aunque sus vidas (de acuerdo a lo que vemos) transcurre tras un mesón, y frente a un muro de casilleros, tienen mil historias, todas con algun grado de sazón.

El recorrido continuaba hacia el centro de Santiago, entre tanta vuelta hice la entrada al corazón de la ciudad por Agustinas, allí, era imposible no quedarse en alguna vitrina, y de lo que sea.

Así, cerca de las 17 horas, me quedé pegada en la tienda de viejos libros, mi alma se salió del pecho cuando vi entre los ejemplares "Obras Completas" de Rodrigo Lira, sencillamente no lo podía creer... decidida, entré. Las campanitas de la puerta me anunciaron con cierta violencia, y es que mis ansias empujaron aquella puerta.

En la entrada, tras una torre de libros de diversos colores, y por cierto, tambien aromas, estaba la dueña de la tienda, una mujer de baja estatura, cabello plomizo, piel arrugada, pero cuidadosamente hidratada,y ojos cafe, ella estaba concentrada en una lectura, y mi entrada poco triunfal, la dejó con un suspiro en la boca y el corazón a mil, sonreí, y pregunté: "el libro de Rodrigo Lira, ¿a cuánto está?, se quedó pensativa, y luego de unos segundos respondió: "¿qué libro es?, lo señalé a su derecha, lo miró, y dijo: "ah, ese, está a 83 mil pesos", hasta allí, en mi rostro aun había una sonrisa, y con evidente desgano, me despedí.

Las campanitas esta vez sonaron con más dulzura, para mi, tristeza, pero bueno, antes de cerrar, la señora me detiene y me pregunta si me gusta Lira, ¡sí, me gusta mucho!. En ella noté cierta complicidad, el ambiente era agradable, de hecho me invitó a pasar otra vez, "mira, no puedo rebajar el libro, y tampoco regalártelo, pero ¿qué te parece si lo leemos?, me pareció insolitamente agradable.

La librería de la señora Isabel es pequeñita, con muchos libros, y ella sola... encontré que esa tienda era distinta, en el centro, habían unas mesas para la lectura, y en los muros, interminables filas de libros nuevos y usados, pero todos abiertos y sin codigo de barra, sus precios estaban escrito a lapiz mina, en el sector superior derecho de cada ejemplar.

Isabel me invitó a la mesa del centro, donde había más luz, tomó el libro y comenzó a leer, hace mucho tiempo no me leían, me sentí como la protagonista de The Reader, con la diferencia que yo sé leer. Cada palabra enunciada por Isabel, le daba sentido estético y riqueza a las propias ideas de Lira.

Hubo una pausa, y por unos segundos Isabel se quedó mirandome, me descolocó, incluso asustó, ella se quitó los lentes, y confesó que yo le recordaba a una de sus nietas, la única pelirroja...siguió observándome y dijo "eres una linda jovencilla, tus cabellos rojos desordenados buscando como hijos donde caer, te brindan un aire de mujer inquieta, más tus pecas te otorgan un dejo de pequeña traviesa, la que con un solo empujon a mi puerta me trajo hasta aquí el dulce recuerdo de mi Amanda".

...Amanda, así se llama su nieta, la pelirroja madrileña que gusta de Lira.

Los dados de la vida están echados sin que pueda yo verlos... y ahora, estoy a un costado de mi universidad y frente a la Iglesia La Merced, sorbeteo una bebida, y me apuro para un cigarrillo, bajó un poco la temperatura y he olvidado mi chaleco...

Un suspiro de resumen se escapa de mis labios, devuelvo la bandeja con la lata de bebida, y el envoltorio de lo que comí, y me pregunto ¿quién dijo que el lunes es fome?.

domingo, 12 de abril de 2009

El amor de Gabriela

2 comentarios
Cada vez que leí algo de Gabriela Mistral, me sorprendí, de hecho, recuerdo muy bien a una profesora de básica, quien musicalizó uno de los poemas de Mistral, y nos la hizo cantar hasta el cansancio, pero en época escolar, por inmadurez propia de la edad, es poco lo que se alcanza a dimensionar a un artista, pasa simplemente a ser parte de una materia.
Con el tiempo, nos volvimos a encontrar con Doña Gaby, esta vez con sus poemas, y de metiche, con su historia, y ahí me quedé, porque el personaje que escribía magistralmente se volvía humano.
La relación de Gabriela con la tierra, es sin duda uno de los factores fundamentales plasmados en sus escritos, el amor a Latinoamérica, a su Chile querido, aun en la lejanía, dan cuenta de sus principales intereses.
Se relacionó con importantes figuras de la literatura internacional. Entre las lecturas sobre su historia, encontré detalles de su estrecha amistad con Alfonsina Stornni, al relacionar sus trabajos, sus cualidades, y lo que a ambas las motivaba, era comprensible tal amistad. Ambas amantes de las letras, luchadoras innatas, testarudas de la época, y también con penas de amor…
Seguí buscando humanizar aun más a esa Gabriela que por años me pareció lejana, incluso extraña. Sabido es su amor a la pedagogía y cuanto se entrego a esa noble tarea y a su gente, pero ¿ese era todo el amor que tenía Gabriela?, no, ella tenía un gran amor, Manuel.
Hace un tiempo fueron publicadas sus cartas a Manuel, cartas llenas de amor y respeto, cartas que angustia leerlas, es como entrar en lo más intimo y desconocido de la poetiza, es, de algún modo, sentarse con ella en un café y oírla decir “no me puedes amar”.
La cito en un extracto:
“XIV
13.-10 PM. Me levanté a las 3 PM. Llovía, hacía mucho frío y me quedé en cama leyendo. Después, he trabajado y sólo la noche me queda, como ayer, para conversar contigo.
Tengo mucho que decirte, Manuel, mucho. Pero son cosas que se secan al pasar a la palabra.
Me dices ingenuamente: "Dame la dicha, dámela; tú puedes dármela". Y conmovida hasta la tortura, yo miro en mí y veo con una claridad perfecta, que yo no podré dártela, Manuel. Amor, mucho amor; ternura, ternura inmensa como nadie, nadie, la recibió de mí; pero ni ese amor ni esa ternura te darán felicidad, porque tú no podrás quererme. ¡Si lo sabré yo, si lo habré comprendido bien! Este es el punto que tú evitas tratar y es el único que debiéramos tratar, porque es "el único que importa". Tú no serás capaz (interrógate a ti mismo) de querer a una mujer fea. Hoy, ayer, varios días, desde que mi viaje se ha decidido, vivo pensando en nuestro encuentro. Y me voy convenciendo de que va a ser él la amargura más grande de mi vida. Tú eres bondadoso, y querrás dejar ver el golpe, y (eso será lo peor) me hablarás con cariño. Tal vez llegarás a besarme, para engañarte más que para engañarme. He observado que hay en ti un gran deseo de engañarte, de creerte enamorado, de gritarte conmovido. Quieres conmigo aturdirte como con un mal aguardiente, para olvidar; no me alegues; ¿qué puedes alegar? Todo lo que dices, tu acariciar y tu emocionarte hasta lo más hondo es por lo que tú crees que soy yo.”
Es fácil distinguir cuanto amor existía hacia Manuel, y a su vez, la enorme inseguridad que la rodeaba. Sus letras, llenas de fantasías, imágenes en el aire plasmadas en cartas, letras, y poesía, llevaban hasta a ese hombre especial el mensaje preciso, un te amo.
¿No comprendía Gabriela que su inmensidad radicaba en sus acciones, en su ser, en su esencia, y que por ello, era perfectamente una “hembra” para amar?, pero la entiendo, y es que como toda mujer, entendió que la estética es también importante en un amor, incluso, fundamental en el desate de pasiones, y eso… atormentó las noches de Mistral, donde en cada carta una y otra vez explicó su rostro, su dureza, su poca sutilidad en la caricia, caricia que imaginó mil veces, besos que se escaparon en suspiros al pensar en Manuel, y que se prohibió vivir, sentenciando: “para qué hablar, fantasear contando con el futuro, si estamos edificando sobre una locura?”.

viernes, 20 de marzo de 2009

Sentados en la plaza de la vida

0 comentarios
Todo partió cuando me encontré con Don Álvaro. Luego de las vacaciones había mucho que hablar, y preguntas por hacer, sin embargo, esta vez la conversa se desvió hacia un tema presente hace mucho, y que constantemente viene a dar vueltas en las tertulias con “mayores”.
Resulta que Don Álvaro, gracias a la tecnología logró reencontrar a viejos amigos, (hablo de Facebook), y me contaba que en una larga noche, volvieron a tomar sus conversas de antaño, esas que invadían las tardes de plaza, donde más de una conquista tuvo… y que aún recuerda, al menos eso distinguí en sus ojos brillosos.
La conversa, luego del balance del gran reencuentro de su generación, se tornó en crítica a la generación siguiente, y subsiguiente. Lo escuché atentamente, le di tiempo a todo su argumento, incluso pude recorrer calles y plazas con su propio recuerdo…
La tónica de sus frases cavilaban entre el enojo, la desilusión, y el descontento absoluto, procuró siempre no herir, de hecho me decía “pero tú no…”, me causaba gracia, porque en el fondo, también soy parte de “esa terrible generación”.
Bien, a lo que Don Álvaro se refería, era a la poca vida de comunidad que existe hoy, la solidaridad traducida a ceros en una cuenta, y al poco compromiso de los jóvenes con sus pares. Y tiene razón, muchas de esas cosas existen, y son tal como las enunciaba, pero me detuve en la forma de su crítica, y también en el fondo de ésta.
Reconozco en la generación de mi padre (los cercanos a los 50 años), un valor incalculable en términos de aporte a una sociedad, muchos de ellos callaron sus voces para siempre, y eso hay que considerarlo, valorarlo, y por cierto, agradecerlo.
Me imagino que el conducto regular, era continuar la hazaña, casi como una formula en la que uno peleó antes, y luego te toca a ti continuar, todo como una especie de legado. Entonces, le pregunté directamente a Don Álvaro si él había especificado tal legado a sus hijos, si dentro de la formación de estos, contempló los valores que él aprendió, si es que crio a su hijo pensando en posicionarse de la plaza, del compañerismo, del amor al prójimo en actos y no en lucas… y fue ahí donde comenzó a reflexionar, me dijo “sabes cabra, en realidad sí, yo los eduqué para ser gente de bien”, a lo que inmediatamente consulté ¿y cómo?...
Las respuestas de Alvarito, esta vez comenzaron a perder fuerza, dado que a modo de reflexión le plantee la necesidad de visión ideológica, un “algo” por qué luchar, y claramente porqué ayudar también.
La generación de mi padre y de Álvaro, estuvo marcada por una unión, algo que ni siquiera era necesario cuestionar, no hacía falta preguntarse ¿lo hago o no?, periodistas, fotógrafos, médicos, adultos y jóvenes por un mismo fin.
La llegada de la democracia, trajo a esos jóvenes la sensación de triunfo, de avance, de mejora, de ahí en adelante, muchos comenzaron a buscar un qué hacer, y porqué luchar, pasaron a lo menos 4 años para restablecer un ambiente de tranquilidad, y desde ahí abrir la otra etapa, la de destapar mentiras y avanzar en esa línea, otros, iniciaron sus vidas en lo personal, comenzaron a proyectarse, y pensando en formar familia (otros lo hicieron mucho antes).
Así como mucha prensa murió porque ya no había “blanco” de la noticia, al menos no del corte con el que se reporteaba, también murió la ilusión de una generación que dejó “las patas y el alma” en la calle, acogiéndose a un sistema que les exigía mayor demanda en tiempos laborales, la crianza de los hijos se vio compartida, y ya no era la madre la que estaba 24 horas al día por y para la familia.
Desde ahí, las cosas cambian, y de algún modo, la lucha, solidaridad y vida de barrio, se acabó, la extrema seguridad de los hijos, está supeditada a la ausencia de padres, los mismos que cuando jóvenes lucharon por una sociedad justa, hoy, pelean por su familia, pero esta vez, en busca del dinero que paga el colegio, internet, luz, agua, zapatillas, el auto… etc., de esa familia.
Don Álvaro tiene razón, las plazas hoy están solas, y también siento que en ellas hace eco el “divide y vencerás”. La sofisticación y tecnologización acabaron con un ideal, y es que ni el mismo Álvarito logró explicarme cómo transmitió ideales a sus hijos, porque se dio cuenta que sin quererlo, emitió un doble discurso, el “no salgas a la calle, es peligroso”, se contrapone a lo que le hubiese gustado ver en esta generación, y básicamente porque entendió que sus hijos, a diferencia de él, no tenían que luchar contra un “tirano”, entonces, no encontró el modo, perdió la forma, y optó por dar a sus pequeños, todo lo que él no tuvo, y el resultado salta a la vista, jóvenes sin ideología, llenos de inseguridades, adictos a las “cosas”, y de carácter inmediatista.
Finalmente, con cierta tranquilidad, y sin ánimo de culparlo, me retiré de la conversa dejando un “piénselo”, una generación es parte de una formación, la suya, fue a través de sus padres, y de una sociedad ávida de unión, busque donde está la inconexión de ésta, nuestra generación.
 

Amo lo que hago Copyright © 2008 Black Brown Art Template by Ipiet's Blogger Template