Hay artistas que cantan lindo, otros que son guapos, otros que conquistan con la mirada y un bonito peinado, pero pocos como Fito enamoran con el piano, con la personalidad, un tipo extremadamente empático con el público.
Lo vi ensayar su presentación en la quinta Vergara,un hombre muy detallista, llegaba a molestar su insistencia en la perfección, pero al ver el espectáculo montado, sencillamente uno queda emocionado y feliz, finalmente se entiende su profesionalismo.
En la version 48º del Festival de Viña del Mar, Fito salió muy tarde, en una noche de mucho frio, pero logró motivar a la Quinta con su repertorio musical, su calidez como artista y por sobre todo la humildad que tiene el genio de la musica trasandina. Compartió escenario junto a los Tres y luego en su presentación invitó a Alvaro Henríquez.
Su show empezó con el "Amor después del amor" y una versión más pesada de "Dar es dar". La invitación estaba hecha, siguió con "11 y 6".¿Qué más se podía pedir? Seguir rockeando. Porque no se guardó sus clásicos: "Mariposa tecnicolor" y "A rodar" hicieron bailar al monstruo.
La antorcha de plata, de oro y la gaviota fue el justo premio para su música de masas, pero que a la hora de entregarla, Fito Páez lo hace como si se lo estuviera escuchando en un café de Bueno Aires. Tom Jones, Los Tres y el músico argentino, lo mejor de este Festival.
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