domingo, 13 de marzo de 2011

Costos v/s beneficios


Es recurrente por estos días oír declaraciones que señalan: "miremos el vaso medio lleno, y no medio vacío". A un año del actual gobierno, hay frases que se repiten, y que hacen pensar que la "nueva forma de gobernar" aun está en marcha blanca.

Como decía, a un año de esta nueva administración, ha habido indefinidas situaciones que buscan estamparle un sello único. Sin embargo, en esa búsqueda se han visto "manotazos" de desesperados personajes, que como infantes con juguete nuevo, intentan darle forma y funcionalidad a diversas áreas del ambiente político-administrativo.

Haciendo un repaso rápido, el Gobierno de Sebastián Piñera, ha tenido que enfrentar el post-terremoto, la reconstrucción, diversos conflictos de interés del primer mandatario, el rescate de los "33", el alza del gas en Magallanes, el caso Van Rysselberghe, entre otros. En todos, ha buscado la fórmula para dejar una huella que destaque por sobre las obras de sus antecesores, y es lógico, es, en parte, una de las aspiraciones de cada gobierno.

El último caso, ha sido la alerta, luego alarma de tsunami en la zona costera de Chile, tras el terremoto en Japón. En esta situación se pusieron a prueba todas las cosas que durante el 2010 se habló en cuanto a mejorar los sistemas de alerta temprana ante catástrofes.

La ejecución del plan y la orden de evacuar la zona costera inundable, fue sin duda un impecable trabajo, donde, en principio, la coordinación de las autoridades se vio sólida. Sin embargo, en el contacto con la sociedad civil, hubo descoordinaciones que, en este caso, también nos deja importantes lecciones.

Mientras el Ministro de Educación, Joaquín Lavín, declaraba a la prensa que no había ninguna razón para no asistir a clases, distintos directores de escuelas de la zona sur, particularmente en Constitución y Concepción, decidían suspender las clases, a su vez los propios apoderados optaron por dejar a sus hijos en casa, situación que anunció, y apoyó al mismo tiempo en que hablaba el Ministro, la cuestionada Intendenta, Van Rysselberghe.

Por otra parte, la mayoría de las personas que debían evacuar, lo supieron a través de los medios de comunicación. Muchos al ser consultados, declaraban que "se iban al cerro, porque en la tele o la radio, salió". Entonces, legítimamente cabe preguntarse si la autoridad, dentro de su plan de contingencia y alerta frente a catástrofes, está realmente conectada con la sociedad civil, puesto que, afortunadamente en esta oportunidad, sabíamos con antelación que un tsunami se acercaba a las costas chilenas, pero ¿qué pasa si sucede lo mismo que el 27/F?, ¿cómo llego a la gente con cortes generales de electricidad?, ¿qué pasa si los medios de comunicación tienen dificultades de transmisión?.

Ante esto, demás está decir que la comparación realizada por el Presidente Piñera, entre lo sucedido este viernes, con el terremoto y maremoto del 27 de febrero, son instancias totalmente distintas, y que es muy diferente el actuar ante la posibilidad de maremoto (anunciada con 14 horas de diferencia), a una donde hubo que actuar directamente en un corto tiempo.

Esto último, de algún modo empañó el actuar operante del gobierno, y dio pie a interpretaciones que hablan más bien, de un fin comunicacional que apunta a posicionarse mejor en las próximas encuestas, dando a entender el afán de las autoridades de continuar en el fin de estampar un sello a sus decisiones, sin importar el costo al cual lo consiguen.

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